Claridad museográfica. Esto es lo primero que me atrae de esta exposición. Estoy de acuerdo, como se señaló en un artículo de prensa publicado poco después de la inauguración, que esta muestra de la cultura taína parece no coincidir con el perfil de un museo orientado al arte moderno y contemporáneo. Incluso si, como en efecto, la curaduría no se propone revisar las posibles conexiones conceptuales que pudieran establecerse entre el caribe prehispánico y el arte actual.
Desde la primera mitad del siglo pasado, los museos tuvieron que perfilar un campo de estudio que les permitiera racionalizar el esfuerzo intelectual y económico que significa ser consecuentes con unas líneas de investigación, diseñar una programación y dar una imagen de coherencia institucional frente a quienes financian sus actividades. Ese compromiso con el perfil, más evidente en los museos modernos, se expresa muchas veces en la tendencia a identificarlos a través de siglas y acrónimos, como el MoMA en Nueva York, el Moca en Los Ángeles, el Mambo en Bogotá, o en el caso de Valencia, el IVAM o el Muvim, por dar algunos ejemplos. Además de la practicidad que justifica el uso de estos vocablos, subsistiría también un interés en promocionar con ellos el territorio donde el museo se “mueve” y donde se producen sus esfuerzos, logros y desaciertos. La sigla actuaría como el motto de lo que el museo quiere ser según el norte que persigue: un periodo histórico, un punto de mira territorial o cultural, un enfoque de estudio: científico, antropológico, etc.
Sin embargo, también es cierto que intentar establecer férreas fronteras entre las distintas áreas del saber muchas veces produce efectos contrarios a lo que sería la realidad y la manera como el conocimiento avanza y se divulga, y que una acción interdisciplinaria estaría confirmándose como capaz de enriquecer los objetivos de investigación de cualquier centro de estudio, donde bien se puede incluir a los museos. Guiados por esa flexibilidad, no tendría que extrañar que la selección de objetos precolombinos pertenecientes a la colección del Centro León (República Dominicana) se exhiban en un contexto de arte moderno y contemporáneo.
La claridad en la comunicación de los contenidos es una premisa de la museología moderna y como decía al principio, es una cualidad notable en la exposición Tesoros del Arte Taíno que se presenta en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) hasta el 22 de abril. La disposición de los objetos, los textos y los apoyos didácticos propicia una lectura “productiva” de lo que se expone. Es decir, el espectador podrá contar con un capital informativo sobre el origen del Taíno, sus cualidades más significativas y los alcances sociales que perviven en la actualidad, en un recorrido que se presta amable y llevadero. A esto contribuyen la disposición de los paneles en forma de semicurva que invitan a descubrir más, las vitrinas de tamaño bajo para estimular la curiosidad de los más pequeños y unos textos breves y concisos para no fatigar y distraer al visitante.
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