Vista de la exposición "Fermín Jiménez Landa. El apartamento" en el Centre del Carme. Foto: cortesía del Centre del Carme Cultura Contemporània |
El trabajo de Fermín Jiménez Landa (Pamplona, 1979) se mueve, como el de un narrador, entre el espacio y el tiempo. El espacio, porque asume el lugar como el referente para una expresión de la cotidianidad y lo poético. El tiempo, porque su obra no concluye en la sala del museo sino que sigue desarrollándose, con su carga fortuita, en el periodo que determina la exposición.
Estas ideas emergen a propósito de su trabajo más reciente titulado “El apartamento”, que se presenta en el Centre del Carme, en Valencia, y que es el último proyecto de la convocatoria Escletxes, de producción y apoyo a la investigación, del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana.
La referencia literaria implícita en esta propuesta viene a propósito de la manera como está organizada, que recuerda a veces la de una estructura narrativa. Lo llamativo en este caso es que esa estructura no constriñe el desarrollo de su obra, sino que esta se abre al azar, a experiencias que en su devenir completan el proceso creativo.
El apartamento como espacio para desmontar la norma
Investida como una instalación, la exhibición es mucho más de lo que puede verse en sala puesto que alcanza también características de una intervención pública.
Al llegar al espacio expositivo el visitante se encuentra con trastos arrumados en una pared y, en el suelo, el croquis a escala de una vivienda hecho con las piezas de un rodapiés.
Estos elementos aluden a un apartamento que ha sido alquilado ex profeso para esta exhibición y cuyos enseres han sido desalojados del inmueble y trasladados al museo.
La vivienda en cuestión se halla en las inmediaciones del Centre del Carme y su presencia en el proyecto tiene como condición que el público no conozca su ubicación exacta.
La exposición ocurre fuera del museo
Hasta ese apartamento se han de trasladar con los ojos vendados los participantes que se organicen a lo largo de la exposición, y el testimonio gráfico de lo que ocurra en esas visitas ocupará las paredes de la sala del museo.
Jiménez Landa ha previsto que la vivienda vaciada prosiga su ritmo funcional: obreros y técnicos que acuden a ella en la condición del servicio que prestan y por el que perciben una paga, pero a los que se les ha pedido que a cambio de su oficio realicen una actuación o performance de acuerdo con sus aficiones y hobbies.
Así, será posible encontrar fontaneros que reciten poemas, electricistas investidos como mariachis o repartidores que luego del delivery acepten contar sus peripecias más sorprendentes.
Queda claro que la parte sustantiva de la muestra ocurre en esa vivienda vacía, donde las nociones normativas de la sociedad han sido, momentáneamente, desplazadas. Y que el espacio del museo actúa como una pantalla de un lugar hasta cierto punto inaccesible para la mayoría.
Grietas en la cotidianidad
Hay tres aspectos que, sin agotarla, se pueden destacar de esta propuesta. Por una parte, propone una vía para vislumbrar cómo el arte puede desestabilizar el peso de la rutina y las pautas sociales a través de pequeñas rupturas en la cotidianidad del individuo contemporáneo.
Como ejemplo de lo anterior, además de los performances en la vivienda, el artista ha resaltado subjetivamente las esquinas como espacios de acumulación de polvo-tiempo, o la sombra de una mañana de julio, recreada escultóricamente a partir de una tela negra.
De igual manera, y aunque no forma parte de sus motivaciones originales, “El apartamento” no escapa a una lectura a partir de los problemas actuales de acceso a la vivienda y gentrificación de los barrios, o de su conversión en espacio de reclusión como consecuencia de los confinamientos más recientes.
Finalmente, la exposición de Jimeno Landa no deja de poner en tensión la imagen noble del museo como resguardo de la memoria social y su cuestionado papel de gran almacén de objetos y vivencias destinados a un inevitable olvido.
“El apartamento, de Fermín Jiménez Landa”. Del 11 de septiembre al 29 de noviembre de 2020. Centre del Carme. Sala 1. Organiza: Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana. Más información en: www.consorcimuseus.gva.es
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