Andreu Alfaro asumió un compromiso no solo con los materiales y procesos industriales sino además con una constante búsqueda de la síntesis formal y la recuperación del espacio público como el emplazamiento idóneo de la escultura. Como contraste a estos elementos sustantivos en su trabajo, Alfaro también llevó a cabo una línea de trabajo más íntima en torno a la representación del cuerpo humano que a partir del dibujo extiende sus posibilidades al espacio tridimensional. Sobre esta exploración trata la exposición “El cos humà” que se presenta en la Galería Cuatro, en Valencia.
Un cuerpo que emerge poco a poco
La línea es un elemento persistente en las esculturas y dibujos de Andreu Alfaro (Valencia, 1929-Rocafort, 2012). A través del doblamiento de la línea, de su flexión, el artista valenciano creó formas que son a veces el esquema o el fragmento de otra forma, de una que alcanza su sentido en la mirada imaginativa del espectador.
La naturaleza de la línea en las esculturas de Alfaro, lejos de limitar su carácter tridimensional plantea la posibilidad de pensar en una suerte de dibujo que se abre al espacio.
Esta connotación permitiría entender algunas características que se hacen presente en sus esculturas: la depuración formal, el sacrificio del detalle y la persistencia de la sencillez para que al final lo que emerja sea la idea, el espacio de la idea que se quiere transmitir.
Así, en los dibujos sobre el tema del desnudo que hizo en los años ochenta, Alfaro parece perseguir aquella imagen sugerida por Vasari cuando comentaba la obra de Miguel Angel, la del cuerpo humano que emerge, poco a poco, de la superficie del agua.
De tal analogía se desprende también la dimensión erótica y la sensualidad de las figuras que Alfaro compone a través de un dibujo libre y espontáneo.
Dibujos en la frontera entre figuración y abstracción
La Galería Cuatro, en València, ha reunido un grupo de veintiún dibujos y cuatro esculturas de Andreu Alfaro, que tienen como tema la representación del cuerpo humano.
Las obras integran la exposición que lleva por título “El cos humà”, y fueron realizadas en la década de los ochenta a partir de modelos desnudos.
Se trata de una línea de investigación que el artista dio a conocer en una exposición en la Sala Gaspar de Barcelona, en 1985.
Destacan en estos trabajos el carácter íntimo que se contrapone a la impronta geométrica y constructivista que caracteriza a sus esculturas, y en especial la autonomía de la línea en el espacio del papel que desafía constantemente los límites entre figuración y abstracción.
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