En la poesía concreta la expresión visual de las palabras tiene más importancia que la sintaxis o el ritmo. El carácter experimental de esta forma poética permite prescindir del significado y establecerse como un objeto sensible.
Entre los antecedentes de la poesía concreta figuran obras como el poema tipográfico “Un coup de dés jamais n'abolira le hasard” (1897) de Stéphane Mallarmé o los Caligramas (1918) de Guillaume Apollinaire. Igualmente se mencionan entre sus precursores a otros autores como Ezra Pound, E.E. Cummings y James Joyce.
En el siglo XX, las primeras referencias tienen lugar en la década del treinta, con el surgimiento en Europa del movimiento de arte concreto. En los años cincuenta, la variante brasileña de arte concreto le otorga una mayor solidez conceptual y el término con que se le conoce.
Sin embargo, existe el caso del poeta Eugen Gomringer, quien en 1953 y sin conexión con los concretistas brasileños publicó obras de poesía concreta que titulaba constelaciones, y por lo tanto también se le menciona como uno de los fundadores de esta práctica poética.
El término “poesía concreta” fue acuñado en 1952 por el poeta brasileño Augusto de Campos, quien junto con su hermano Haroldo de Campos y Décio Pignatari crearon en Sao Paulo, el grupo de poesía y una revista con el nombre de noigrandes, una palabra que se podría traducir como "escapar del aburrimiento".
Portada de la revista Noigandres 4, 1957 |
La poesía concreta quiso establecer un diálogo con la ciudad y el desarrollo industrial y tecnológico del Brasil en aquellos años, concretamente en Sao Paulo.
En 1958, el grupo publicó el Plan piloto de la poesía concreta, cuyo título y contenido referencian los aspectos modernos, así como la arquitectura futurista de Lúcio Costa y Oscar Niemeyer que predominaba en el diseño de la nueva capital, Brasilia, que fue inaugurada en 1960.
El principal objetivo de la poesía concreta sería la comunicación-forma, “la presentación del objeto verbal, sin biombos de subjetivismo” (Haroldo de Campos).
Alrededor de lo que se puede llamar este núcleo establecido en Sao Paulo, orbitaron otros escritores como Pedro Xisto, José Paulo Paes, Mário da Silva Brito y Ferreira Gullar.
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