¿Qué es lo popular? Esta es la pregunta que plantea la exposición que presenta el IVAM. Las respuestas previsibles son descartadas de antemano aunque todas ellas pueden encontrarse en la definición de lo popular que resulta de este proyecto dirigido por Pedro G. Romero. Aquí las imágenes se emplean para encauzar la respuesta a eso que puede ser entendido únicamente como lo popular, algo que no estaría sujeto a la fama, la cultura de masas, el pop art, el folclor, las artesanías, el imaginario identitario o la publicidad. Lo popular como se entiende en esta exposición, se inserta y subyace en esas y otras preconcepciones.
Lo popular sería una forma de imaginación, como lo son las palabras, las imágenes visuales o las cosas que se realizan mediante gestos y acciones. Una clave para identificar esta noción estaría en atender a la naturaleza performativa, plástica, móvil de lo popular. Una continua metamorfosis que, según se afirma en la presentación de la exposición, se halla más cerca del ritual que del monumento, una suerte de liturgia sin teología alguna.
El punto central de donde surge el concepto curatorial son los grupos humanos que carecen de representación política y que son quienes desarrollan una representación simbólica muy fuerte. Esta concepción tiene un sustrato histórico en la noción de pueblo que emerge luego de las revoluciones políticas del siglo XVIII, del campesinado en la periferia y su diferenciación con respecto a la metrópolis. Así tenemos el surgimiento de tópicos, como el de los imaginarios de los afro descendientes esclavos para representar a Estados Unidos, Cuba o Brasil. Los gitanos, excluidos políticos que cumplen una función similar en España (los tópicos de Carmen, los toros y el flamenco) y sus correspondientes en Hungría o la Rusia de antes de la revolución.
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