El legado de Vivian Maier va más allá de su excepcional obra fotográfica. Su historia nos recuerda el poder transformador del arte y la importancia de descubrir y valorar el talento que puede estar oculto a nuestro alrededor. Su vida también nos invita a reflexionar sobre la complejidad del ser humano y las múltiples facetas que cada persona puede esconder.
Vivian Maier. Autorretrato, 1976 |
Vivian Maier nació el 1 de febrero de 1926 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Su infancia estuvo marcada por la inestabilidad familiar y una vida modesta. La familia pasó una breve temporada en un pequeño pueblo francés de donde era oriunda su madre, y allí, a los 23 años, recibió como regalo su primera cámara, una Kodak Brownie, y comenzó a experimentar.
En 1951, a la edad de 25 años, Maier regresó a Estados Unidos y se estableció en Chicago, donde comenzó a trabajar como niñera y empleada doméstica para familias de clase media-alta. A lo largo de su vida, desempeñó este trabajo en diferentes hogares de Chicago, Nueva York y Connecticut.
Una pasión oculta: la fotografía (1952-2009)
A pesar de su discreta vida como niñera, Maier albergaba una pasión secreta: la fotografía. Desde principios de la década de 1950, comenzó a capturar con su cámara la vida cotidiana de las calles de las ciudades donde vivía.
Con una mirada aguda y un talento innato, Maier retrataba a personas de todas las clases sociales, paisajes urbanos, momentos íntimos y escenas fugaces de la vida diaria: desde banqueros hasta personas sin hogar, pasando por parejas que se abrazan y, con frecuencia, ella misma. Su estilo era espontáneo, directo y lleno de vitalidad.
Maier fue una prolífica fotógrafa. Se estima que a lo largo de su vida tomó más de 150.000 fotografías, las cuales guardaba celosamente en cajas y baúles, sin el dinero ni los recursos para revelarlos. Nadie a su alrededor sabía de su afición, ni tampoco tuvo la oportunidad de ver su trabajo.
Desde sus trabajos más tempranos se observa la capacidad de Maier para componer rápidamente sus fotografías y sacar de allí una faceta extraordinaria de la vida cotidiana. De allí provienen las pequeñas rarezas y sutiles trucos de cámara que definen su trabajo y que hacen de su contemplación una experiencia divertida y singular.
Un legado póstumo: el reconocimiento de una artista (2009-presente)
En 2007, por azar, un joven llamado John Maloof adquirió en una subasta de objetos de segunda mano en Chicago, un baúl lleno de negativos de Maier. Fascinado por las imágenes que encontró, Maloof se embarcó en una misión para descubrir quién era la misteriosa fotógrafa y dar a conocer su obra al mundo.
Tras años de investigación, Maloof logró reconstruir la vida de Maier y organizó exposiciones de su trabajo en galerías y museos de todo el mundo. En 2014, se estrenó el documental Finding Vivian Maier, que narraba la historia de su descubrimiento y la búsqueda de su identidad.
La obra de Vivian Maier ha sido aclamada por la crítica y el público por su calidad excepcional, su valor histórico y su mirada única sobre la sociedad estadounidense de la segunda mitad del siglo XX. Maier es considerada hoy en día como una de las fotógrafas de calle más importantes del siglo XX, a la altura de maestros como Henri Cartier-Bresson o Robert Frank.
Una artista compleja y enigmática
A pesar del reconocimiento póstumo, la vida y personalidad de Vivian Maier siguen siendo un enigma. Se sabe que era una mujer reservada, independiente y con un fuerte carácter. Sus relaciones con las personas a su alrededor eran a menudo distantes y complejas.
Maier nunca tuvo la oportunidad de ver su obra expuesta ni de recibir el reconocimiento que hoy se le brinda. Murió en 2009 en un hogar para ancianos, sin saber que sus imágenes la convertirían en una figura legendaria de la historia de la fotografía.
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Finding Vivian Maier. Charlie Siskel, John Maloof. Soda Pictures. 84 minutos, blue-ray, inglés.
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